domingo, 15 de junio de 2014

Instantes que te marcan, momentos que te inspiran...

Una vez imaginé que mi memoria era una infinita biblioteca. Un sinfín de volúmenes almacenados con mis recuerdos, mis pensamientos, mis sueños... miles de instantes atrapados en un rincón que los preserva de ser arrojados a una enorme chimenea en cuyas entrañas arden las eternas llamas del olvido. 

Con los años se va elaborando un infinito catálogo de imágenes, sonidos y sensaciones que por algún motivo, permanecen almacenados obstinados en resistir los envites de la paulatina degeneración de las neurológicas estanterías que los sustentan. 

Recurrir a ellos es efectuar el sano ejercicio de viajar en el tiempo, tratando de resucitar una esencia de aquellas sensaciones que nos suscitaron tan trascendentales momentos. Felicidad, alegría, placer, tristeza, dolor... La intensidad con las que vivimos estas sensaciones define la relevancia y el lugar que los pensamientos y los recuerdos ocupan en la hemeroteca de nuestra mente.  

Construir una novela es volcar sobre el papel toda una amalgama de sensaciones, recuerdos, pensamientos y experiencias, que se mezclan caprichosamente para moldear y dar forma a los mundos que inventamos. El big bang que configuró el universo creado para esta novela surgió de la concentración de grandes instantes que de forma inconsciente, empezaron a inspirarme desde la temprana adolescencia. 

LITERATURA

La Trilogía Templaria de Nicholas Wilcox




Esta trilogía consiguió despertar en mí algo más que el deseo de leer y leer hasta descubrir el final. Por un lado, rendirme ante la ilimitada capacidad de la imaginación del ser humano, capacidad que posiblemente se halle distribuida homogéneamente entre todos nosotros pero que sin duda, no todos gozamos del mismo talento para saber explotarla. Por otro lado, esta novela me enseñó que la realidad y la fantasía pueden convivir para juntas elaborar una gran historia, capaz de perpetuarse en el tiempo, permaneciendo intensamente viva a través de diversas épocas. 


La Serie Pendragón de Stephen R. Lawhead




De tantas películas y tantos libros que hablan de las Leyendas Artúricas, para mí, lejos de toda duda, esta serie es la que más me gusta. Desde los primitivos orígenes de la leyenda en los últimos días de la Atlántida, hasta el exilio a la isla de Avalon, aislarme en el universo de estas novelas poniéndole a su lectura banda sonora de Blind Guardian, Rhapsody o Avantasia fueron momentos álgidos en mi experiencia como lector.  

Las referencias a la Atlántida en mi novela tienen su inspiración en esta serie, así como de forma conceptual al otorgar personalidad a algunos de sus protagonistas.

CINE

Alien



Durante la adolescencia muchas cosas nos impactan de forma notable. La madurez se encarga de ir relativizándolas relegando la mayoría de ellas al nivel de simples experiencias intrascendentes. Pero asistir al alucinante despliegue de emociones de esta saga en unas edades en las que somos tan impresionables, creo que el resultado es potenciar exponencialmente esas sensaciones, haciéndolas perennes en nuestra memoria e invariables ante los envites del desarrollo de la razón. 


El Alien de Ridley Scott y el Aliens de James Cameron quemaron los cabezales del VHS de casa durante muchos años. Un póster que adornaba la pared de mi habitación hizo durante más de mil noches que la última imagen que contemplara antes de dormir fuera la de una desesperada Ripley, aferrando a una asustada Newt, tratando de escapar de las garras de la Reina Alien.



Ese póster dejó de acompañarme hace unos años, pero aún hoy, cuando apago la luz para dormir, me relajo pensando que soy el teniente Gorman liderando al equipo de marines espaciales tratando de descubrir qué es lo que les ha pasado a los malogrados colonos de Hadley's Hope en LV-426. Desde luego, yo nunca les hubiese ordenado adentrarse sin armas bajo los conductos de refrigeración del reactor. ¿es que ante tal despliegue de tecnología, no disponían de un robot con cámara que pudiese entrar allí y enviarles las imágenes?



Aliens ha influido en muchos aspectos en mi obra. Tanto conceptualmente como en pequeños pasajes de la línea argumental. 

Y así es como desde la influencia de hechos e historias tan heterogéneas y dispares, puede surgir una criatura diametralmente diferente, pero con rasgos identificativos de todas ellas en cada una de sus células. Todo aquello que una vez se cruzó en el camino de mis sentidos dejando una marcada huella, son experiencias que no sólo ayudan a cincelar la personalidad en la madurez. También son inagotables fuentes de inspiración guardadas en un lugar de privilegio dentro de la biblioteca de mis recuerdos. 



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