viernes, 24 de octubre de 2014

Rebelión: La Evolución de las Ideas


    La pasión primigenia que uno experimenta en la génesis de sus ideas se ve desde la distancia del tiempo como un pequeña y absurda célula padeciendo una mitosis parsimoniosa... Como escritor, me veo desde la distancia del tiempo como el pueril instrumento de una mente soñadora declarada en rebeldía contra todo en general y contra nada en concreto. Un púbero entrañable que empezó con ilusión desbordante a escribir tratando de elucubrar una trama de rumbo incierto y destino confuso.

    Sin embargo, casi tres años después y contra todo pronóstico, acabando por primera vez en su vida algo que empezó, ese imberbe proyecto de literato se vio atravesando las puertas de la oficina del registro de la propiedad intelectual con un grueso manuscrito entre sus manos y la mirada de aquel despistado turista accidental que por primera vez llega a un lugar inédito y extraño. Coincidir con artistas y escritores registrando textos de divulgación, ensayos y canciones fue como estar en medio de un nutrido grupo de pingüinos emperadores siendo un pequeño y ordinario pingüino barbijo. Pero ellos, que rellenaban los formularios con matemática precisión guiados por su experta costumbre, actuaban en aquella amplia mesa rectangular sin que mi presencia les llamara su atención ni un ápice, como si yo fuera uno más, uno de ellos... Entonces, me lo creí. 

    Ha pasado un año desde que salí de aquella oficina con el resguardo de mi registro, un folio con un sello oficial y el nombre de mi  novela en el centro... Aquello ya había dejado de ser un sueño. 

    Sin embargo las ideas y las historias que nacen de ellas no se perpetúan permaneciendo estáticas a pesar de estar plasmadas en papel. Las interminables horas de revisiones, correcciones, reestructuraciones y cambios, agitaron hasta tal punto los textos que tuve que visitar de nuevo la oficina del registro por la metamorfosis padecida por la obra. Creo que lo peor que puede hacer un escritor es dejar sus escritos latentes en ese archivo de Word que siempre está abierto. Cada vez que relees y repasas ves un fallo, una errata, una construcción gramatical mejorable, una equivocación conceptual, un nombre mal puesto, un color que no casa... y reescribes, corriges, revisas una y otra vez... y entonces te das cuenta de que, o haces algo, o jamás dejarás de darle vueltas y más vueltas. 

    Y un dia te plantas. Miras atrás, y ves que los últimos capítulos son tan diferentes de los primeros... has tardado tanto tiempo en acabar que sin darte cuenta, se ha ido acumulando una experiencia que te ha hecho madurar como autor. Y, ¿entonces? ¿qué haces? ¿vuelves a empezar? No. Entonces es cuando la rebelión se produce, y ese proyecto que tenías tan claro, tan bien estudiado, de repente cambia diametralmente. Sufre una mutación extrema, fruto de la natural evolución de la madurez. Esa rebelión te lleva a escribir y escribir... hasta que decides que ya no vas dejar el archivo de Word abierto. Entras en CreateSpace y... de pronto todo cambia.  

     Así es como hoy llega la culminación de la evolución. La rebelión de las tramas que se han ido dotando de vida propia se adueñan del destino que tú mismo les habías diseñado y optan por fluir hacia otras fronteras que jamás habías contemplado. 

    Y entonces, se produce el big bang... 




    
     La Hermandad del Venetto nació con la idea de ser una novela. Pero hoy, lo que ha llegado a la plataforma de edición no ha sido aquel arquetipo primigenio. Ha sido un preludio de lo que finalmente acabará siendo una saga, seguramente, de tres novelas. El Calendario de la Extinción es la primera, un breve prefacio para adentrarnos en un mundo de sombras a través de la enmarañada red de autopistas de la confusión. 

    Hoy, en este libro a caballo entre el relato y la novela, el Mal que ha alimentado el argumento de la trama elevándola a su actual complejidad hasta convertirla en una saga, se ha manifestado. En el siguiente episodio, que sobrevendrá en la frontera de la primavera de 2.015, el Mal se desprenderá de su máscara.     

    Hasta entonces, disfrutad de la génesis de la conspiración... El Calendario empieza a tachar sus días.


   
 

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